Relactación: una segunda oportunidad

La lactancia materna es recuperable. Con mucho esfuerzo y un buen asesoramiento médico podrás conseguir volver a dar de mamar a tu bebé.
Esto es algo que debemos tener en cuenta y no debemos olvidar, sobre todo ante ciertas dificultades que puedan presentarse en nuestro periodo de amamantamiento.


La OMS tiene la relactación entre sus recomendaciones.

¿Cuándo es posible?

Intentar la relactación es recomendable para:
- Lactantes que nacieron prematuros o con bajo peso y necesitaron, en un primer momento, alimentación por sonda.
- Lactantes que han sido separados de sus madres por problemas de salud al nacer o porque sus madres han requerido hospitalización tras el parto.
- Lactantes cuyas madres han tenido dificultad para establecer la lactancia o cuya producción de leche era insuficiente debido a un mal manejo de la técnica o a una falta de asesoramiento.
- Lactantes que han sido alimentados con leche artificial pero comienzan a presentar problemas de intolerancia a las proteínas de la leche de vaca.
- En situaciones en las que la madre pidió la suspensión de la lactancia tras el parto porque eligió alimentar al hijo con leche de fórmula y, pasado un tiempo, cambia de opinión.
- Ante situaciones de emergencia, por fallecimiento de la madre o por enfermedad incompatible con la lactancia (VIH, por ejemplo), en los que el bebé quede a cargo de otra mujer que desee amamantarle.
- En caso de bebés adoptados.

Por contra, no sería recomendable pensar en relactar en el caso de madres que lo hagan por presiones externas o sentido de culpabilidad, sin estar plenamente convencidas y motivadas


Si por alguna razón el niño o niña está siendo suplementado o fue destetado precozmente, se debe explicar a la madre que a través de la reinducción de la lactancia ella puede llegar a producir nuevamente toda la leche que su hijo requiere. Esto se puede lograr amantando frecuentemente, cada 1-2 horas inicialmente y reduciendo progresivamente la cantidad de suplemento. El proceso es más fácil cuánto menos peso tenga el niño y cuánto menos tiempo haya pasado entre haber dejado de amamantar y la reinducción.

La dificultad de este proceso no es la recuperación de la producción de la leche, sino lograr que el niño o niña succione de una mama inicialmente casi sin leche. Se recomienda gotear leche con un gotario sobre la región de la areola cuando el niño inicia el amamantamiento, o se le puede aportar leche por medio de una sonda conectada por un lado a un recipiente con leche y por el otro introducido en la boca del niño junto con el pezón, de tal manera que al succionar el bebé obtiene leche de la sonda y a su vez desencadena los reflejos de producción y eyección de la leche.

Existen suplementadores en el comercio, pero pueden ser fabricados fácilmente con una mamadera y una sonda fina o tubo de silicona. Estos elementos solo facilitan el proceso, ya que con la voluntad de la madre y el equipo de salud, De, Bandit et als., lograron reinducir lactancia en el 83 % de madres biológicas y adoptivas de 140 niños menores de 6 meses que ingresaron al hospital por diarrea o infecciones respiratorias. El 61% lograron lactancia exclusiva. En este estudio las madres permanecieron con sus hijos durmiendo con ellos en el hospital por el tiempo necesario para recuperar la lactancia. Así, los servicios de pediatría que hospitalizan lactantes pequeños pueden ser una instancia de recuperación de lactancia, si las madres suplementan o han destetado. Para recuperar la lactancia, es clave que la madre permanezca con el niño sin restricción, enseñarle la técnica de reinducción y darle apoyo constante.

Se debe controlar en forma periódica el peso del niño o niña, para reducir el suplemento progresivamente hasta suspenderlo cuando la madre recupere su producción de leche. Ayuda a la madre el contar con un equipo de salud convencido de la importancia de su leche para su hijo o hija, que refuerza sus logros. También el crear algún tipo de ambiente cómodo para que amamante y darle alimentación a ella mientras permanece con el niño.

Factores a favor

La relactación no es fácil. Resulta mucho más complicada que lactar por primera vez. Y sin embargo, las madres que lo consiguen, lo viven como una experiencia que merece la pena, ya que refuerza enormemente el vínculo entre madre e hijo.

Existen factores que facilitan el proceso, y son los siguientes:
- Edad del bebé: será más sencillo si es menor de 3 meses.
- La disposición del bebé: hay mayor tasa de éxito entre los lactantes que aceptan el pecho la primera vez que se les ofrece.
- Es importante que desde el fin de la primera lactancia no haya transcurrido demasiado tiempo.
- Haber utilizado jeringuillas, cucharillas o suplementadores (y no el biberón) para alimentar al bebé cuando la lactancia no es posible o suficiente (en caso de bebés prematuros, de baja producción láctea de la madre…).

No hay comentarios:

Publicar un comentario